El 1 de noviembre de 2019, se confirmó un rumor a voces dentro del sector tecnológico, un rumor que apuntaba a que Google podría comprar Fibit, el fabricante más veterano del mercado si hablamos de pulseras cuantificadoras de ejercicio. Como suele ser habitual en este tipo de compras, las autoridades reguladoras tenían que dar el visto bueno.
Unas autoridades reguladoras que, a día de hoy, sigo preguntándome en que estaban pensando cuando en 2014 permitieron la compra de WhatsApp por parte de Facebook. La Comisión Europea abrió una investigación para comprobar que es lo que pasaría con los datos de los clientes de Fitbit.
Finalmente, la Comisión Europea ha dado el visto bueno a la compra ya que desde Fitbit aseguran que los datos de los usuarios de Fitbit no se utilizarán en ningún momento por parte de Google para publicidad, ya que los datos se mantendrán de forma independiente de los que Google almacena. Además, el interés de Google están en los dispositivos, no en los datos de sus clientes (una verdad que podríamos considerar a medias).
Desde Google afirman que los usuarios podrán seguir teniendo la opción de conectarse a servicios de terceros para monitorizar y analizar su actividad física, sin verse obligados a utilizar la solución que Google ofrece a través de Google Fit.
Este el punto más importante que justificó la decisión de la Comisión Europea a abrir una investigación, ya que quiere evitar monopolios (algo que no hicieron con WhatsApp y ahora se están lamentando).
Fitbit lideró la evolución de las pulseras cuantificadoras
Fitbit lanzó la primera pulsera cuantificadora en 2009 y desde la fecha ha puesto en el mercado más de 120 millones de unidades. Sin embargo, en los últimos años, debido al auge de nuevos fabricantes, cada vez le está costando llegar a más gente, por lo que está apostando por ofrecer servicios adicionales que ningún otro fabricante tiene.