El incidente de las baterías del Galaxy Note 7 el año pasado fue un duro golpe para Samsung. Podría haber sido uno de los smartphones más vendidos de la compañía sin embargo, sucumbió debido a que contaba con una batería defectuosa que le hacía estallar e incendiarse.
Después del fiasco del Galaxy Note 7, Samsung inició una exhaustiva investigación sobre lo sucedido y determinó con precisión cuáles fueron las causas por las que las baterías explotaban. Más tarde, la compañía diseñó un nuevo proceso de seguridad y la calidad con el fin de garantizar que nada parecido volviese a suceder.
Pero cuando hablamos de tecnología, las palabras con más sencillas que los hechos. Samsung ha contado con el apoyo de expertos internos y externos a la empresa, y también ha construido nuevas instalaciones y ha rediseñado los procesos de pruebas para garantizar que las baterías son totalmente seguras.
Recientemente, los líderes del Grupo Asesor de Baterías de Samsung se reunieron con un reportero de la Revista de Tecnología del MIT para hablar sobre el nuevo proceso de pruebas de Samsung y su procedimiento de seguridad estándar de batería basado en 8 puntos. Este artículo revela algunos detalles que antes sólo estaban disponibles para aquellos privilegiados que hubiesen accedido a la fábrica.
Samsung pierde el 3 por ciento de su inventario mensual de baterías durante las pruebas de seguridad. Es decir, que de todas las baterías que la empresa recode cada mes, el tres por ciento de ellas son sometidas a diferentes pruebas quedando finalmente destruidas.
Cada batería cuenta con un código QR propio e individual que permite a Samsung reunir información única después de cada prueba. De esta forma puede hacer uso de esa información para modificar sus procedimientos cuando sea necesario.
El próximo 23 de agosto Samsung dará a conocer al mundo el Galaxy Note 8 y, evidentemente, no quiere que la sombras des desastre de su predecesor empañe el esperado éxito de este phablet.